“ La ciudad se me hace pequeña”
con ese pensamiento había recorrido la ciudad en estos últimos 6
días . Había recorrido sus gastadas calles memorizando ,uno a uno,
todos los detalles... La Rúa , Calle Toro , el Toscano , Anaya , el
Paseo Fluvial ... Recuerdo haber pasado por aquí antes .
“Son tantas las cosas que estas calles me gritan al pasar , que me doy cuenta de lo mucho que he vivido aquí , sin ni siquiera percatarme ” . Este detalle sin importancia le hizo reflexionar...
“Cuando me vaya de mi ciudad , del lado de las calles que me arroparon mientras crecían ¿ Volveré a sentir alguna ciudad como mía? ¿ O me sentiré , eternamente , como un extraño fuera de casa ?... ”
“¿Cuantas veces he pasado por
esas milenarias piedras sin hacerle ni puñetero caso a las
imponentes vistas que conforman el lecho de Rio Tormes?”...
Había continuado su recorrido de
despedida visitando la joya de la corona Salmantina : La Catedral .
Esa joya mágica que , como todo el mundo sabe o debería saber ,
gobierna majestuosa el horizonte salmantino y te da la bienvenida a
tu nuevo hogar...
Tal
y como le había pasado la primera vez que entró en ella , miró
hacia arriba y se sintió pequeño . “Es
inmensa”
se dijo a si mismo “Pero
, para mi , ya no tiene la magia de antaño... ¿ tanto he cambiado?
”
La recorrió de arriba a bajo , llegando a los balcones superiores
pero sin fijarse realmente en lo que veía . Quizás era la parte que
menos le gustaba de la ciudad pero no porqué hubiera perdido su
magia sino porqué era un hervidero constante de extraños y apenas
disfrutable por su irremediable dimensión internacional desde el
2004 y , aun así , la posibilidad de estar en comunión con su
hogar seria una de las sensaciones que mas echaría de menos , pero ,
si había algún sitio que echaría de menos era aquel en el que le
gustaba poner la ciudad a sus pies : La torre que se encontraba
junto a la Cueva de Salamanca .
Realmente
, le gustaba decir que ponía Salamanca a sus pies cuando era él ,
el que se ponía a los pies del cielo de Salamanca . Ahí , en esa
torre , había dado su primer beso y había vivido uno de los
momentos que marcarían su vida para siempre . Como inevitablemente ,
ya le había marcado crecer en su ciudad ...
Ese
enclave oculto se había convertido en su lugar predilecto , allí
había pasado tardes y noches enteras divagando y disfrutando de unas
vistas privilegiadas de su ciudad ... había pasado tantas horas
contemplando la silueta de la catedral recortada contra el cielo
estrellado …
Hoy
, seguía comtemplandola pero su cabeza estaba lejos , extremadamente
lejos de sus perfectas formas …
Esos
dias habian sido grises pero plagados de una luz que le otorgaba
cierta claridad en plena oscuridad . Quizás las palabras de su
abuelo relatandole sus mil aventuras en Suiza le habia llevado a
tomar una decision . Y ahora las cosas estaban claras :No
tenía ningun trabajo que le
atara
en su vida , no tenía mas responsabilidad que la que le debía a sus
principios y así mismo
, ni siquiera tenia una persona especial que le guardara el corazón
, era enteramente suyo y podia anclarlo en cualquier lugar...
Y
si la vida es un hoja en blaco esperando ser escrita ¿Que era lo que
aún le ataba a su ciudad?
CONTINUARA...
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