sábado, 28 de febrero de 2015

"Hasta mañana, te quiero".

Salía de su habitación, despues de no haberla visto en mas de un mes, con la sonrisa del niño inocente que de aquellas todavía conservaba, no sabía que me quedaba poco para que mi sonrisa perdiese la inocencia como el árbol pierde el calor de sus hojas en invierno.
"Hasta mañana, te quiero", escribía en su cuaderno para poco después enseñarmelo mientras me abrazaba con lágrimas en los ojos. El siguiente recuerdo que tengo es el de un pasillo, con ella a mi lado como si de un ángel se tratase, casi levitando, a pesar de su mas que seguro paso débil, torpe y lento. Avanzabamos en medio de una luz blanca, rodeados de silencio y sin ganas de llegar a nuestro destino. El destino es cruel. Ambos, de alguna manera, sabíamos que no nos volveríamos a ver, a pesar se toda la esperanza que adornan a la realidad para que un pobre niño no sufra y no se atragante con las espinas mas duras de la vida.
Ya era por la mañana del día siguiente. Me desperté sobresaltado. Había ruido en casa. Mi puerta estaba cerrada. Me quedé en la cama un rato mas, saboreando lo que para mi era una victoria vital, "Ha vuelto". Decidí salir y abrir la puerta como quien la abre un 5 de enero esperando ver los regalos de los reyes magos. Con el corazón en un puño, andando de puntillas, ilusionado, giré la esquina de la cocina...UN PORTAZO.
Allí solo habia gente llorando o gritando con los ojos mientra me miraban sin lagrimas que poder derramar ya, mi cocina es pequeña con lo que estaba en el centro de todas las miradas. Se hizo el silencio. Lo sabía pero lo pregunté, "¿Qué ha pasado?". Mi padre, casi de rodillas, se echó a llorar, a pesar de tener el aspecto de llevar llorando toda la noche como el resto de los allí presentes. Sentía de manera muy egoista allí plantado; por un lado me sentía engañado, no iba todo bien y por otra parte me sentía avergonzado, hacía ni dos minutos sonreía en la cama frotandome las manos, las mismas manos que ahora me servían para intentar secar las lágrimas que caían a golpes e imparables por mis mejillas. "Pablo, ha muerto". El mundo se hundió bajo mis pies. Vértigo  como nunca antes había sentido. Quería huir, desaparecer...mientras caía en brazos de mi padre intentando inutilmente seguir llorando, arropado por las palabras de los que allí se encontraban.
Mi madre había muerto. "¿Y ahora? ¿Ahora qué?". Sentía un vacío inmenso que se mezclaba con un infantil sentimiento, "es broma, esto no es verdad, no está pasando".  ¿Quien nunca ha pensado esto cuando algo le va mal?. Y en cierto modo era una broma, una broma macabra que me iba a marcar hasta el final de mis días.
Recuerdo ir por la calle ese mismo día por la mañana. Todos los ojos me miraban, todos los ojos miraban a mi padre. Sentía verguenza. La misma verguenza que me lleva a no contar esto a casi nadie. Todo el mundo se acercaba a dar a mi padre el pesame. Era horrible. La verdad, todo me parecía una obra de teatro, demasiado subrealista para ser verdad...pero estaba pasando y estaba acabando conmigo por momentos. No veía el final del día, ni de la semana, ni del mes. Juro que no veía la salida.
Todos me miraban sin saber que decir, con pena, me dedicaban palabras que me hacían sentir verguenza. Decidí no ir ni al funeral ni al velatorio...no creo que hubiese aguantado allí, tampoco estaba para salir se mi cuarto...ni de mis sueños...solo me atreví a ir a tu entierro, aun me veo caminando por el cementerio con tus cenizas aun calientes entre mis manos...era todo tan jodidamente brutal, que no sentía nada, no era capaz ni de pensar, no tenía tiempo para pararme a pensar.
Solo tenía tiempo para pensar que un día, de la manera mas trivial, me dijiste "Creo que se me ha caido un empaste" y a los pocos días te dijeron que no, que tenías cancer. Seis letras que asustan pero que afrontas con valor, "No pasa nada, no es muy grave". Pasaban las semanas y todo se tornaba cada vez mas negro. Broncas en casa de agotamiento, tensión y desesperación. Tenías que dejar de fumar si o si...lo intentaste, se que lo intentabas con todas tus ganas aunque ya fuese tarde, pero te escondías con un cigarro en cualquier esquina tratando de engañar no se bien a quien...¡Que duro tuvo que ser para ti! Yo lo veía como una manera de abrazar a la muerte. Era un niño, todo esto lo he tenido que reconstruir como he podido con el paso del tiempo.
Al poco, estabas ingresada porque te iban a operar. Recuerdo como añoraba tu presencia en casa tras un mes sin verte. Era horrible, NO ESTABAS. Lo poco que sabía de ti era por preguntas "¿Cómo está?" "¿Y mamá?", preguntaba poco por ti porque tenía miedo de que las respuestas a mis preguntas no me gustasen o peor aun, me hiciesen llorar. Me sentía desamparado, las paredes de casa me oprimían sin tu calor me sentía extraño en mi hogar.
Un día por sorpresa me viniste a buscar a la salida del colegio, corrí hacia ti como quien recupera algo que ya daba por perdido. Te abracé muy fuerte, con ilusión pero también con miedo y sentía como si hubiesen pasado años desde la ultima vez que te sentia a mi lado. ¡¡¡QUE ALEGRÍA!!! Aunque esa, esa fue la ultima de las  alegrías con tu nombre. No te volví a ver y mis preguntas se sucedían..."Papá, mamá no morirá ¿verdad?". . Esa fue la ultima pregunta que hice de cuya respuesta tuve noticia a los pocos días de manos de mi padre "Si, mamá murió anoche". Ahora lo pienso y me doy cuenta de lo duro que tuvo que ser para mi padre todo aquello.
Te ví pocas horas antes de morir, esa misma noches, apenas seis horas antes estaba en tus brazos. Tu tenías un agujero en la garganta y no podías hablar pero tus ojos me decian que estabas muy feliz y animada por verme, no podías por menos, la operación había sido un exito. He de reconocer que desde entonces busco en la mirada de la gente todas las palabras que no se atreven a decir. Parecía que todo iba bien, me recuerdo siendo feliz al sentir el calor de tus besos y abrazos.
Un coagulo lo truncó todo.
No se pudo reanimarte
TANTO ESFUERZO PARA NADA.
Esa noche fue tu hermano quien dormía contigo, fue quien presenció tal brutal final. Ahora, cada vez que lo veo lo recuerdo y me invade una sensación  de admiración. Lo admiro a el y a mi padre. A mi madre por luchar. A mi familia por cuidarme. Admiro el como me habeis ayudado a sonreir a día de hoy. Incluso a muchos de los que me podeis estar leyendo, os agradezco cada sonrisa.
Hoy hace nueve años de aquel fatídico día y a penas hoy recuerdo el sonido de tu voz. Escribo esto porque casi no me atrevo a contarlo. Pero mereces ser recordada, que se sepa que mis ojos son tus ojos y que crezco solo porque tu sigues a mi lado.
Siempre me dicen que te encantaba la música y no puedo evitar pensar en tí en mas de una canción. (NLYF).
Te quiero y te echo de menos, te echo muchísimo menos.



Musicafeinomano.








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